México: Música mexicana de concierto
- Jesús Zabala
- 5 mar 2015
- 3 Min. de lectura

En la búsqueda, de países del nuevo mundo, que han logrado su propia identidad a través de las artes, hay inmensidad de movimientos que han sido promovidos por los entes de mayor influencia e importancia a lo largo de la historia: la iglesia, el gobierno o las fuerzas militares, todos han estado involucrados en la búsqueda de una “soberanía cultural” por así decirlo, y, aunque la pintura y el cine han tenido gran trascendencia cultural, no ha habido tanto entusiasmo, apoyo y difusión como se le ha brindado a la música. El afán de crear una música propia, ha dado como resultado una gran cantidad de movimientos, que datan desde la colonización de las tribus indígenas hasta nuestros días, dichos movimientos influenciados por corrientes y estilos europeos.
Una de las primeras actividades de los monjes, encargados de impartir la religión católica a los indios en el siglo XV, fue enseñar la práctica musical, para alabar a Dios. Posteriormente, en el siglo XVI se estableció la sociedad de principios y costumbres europeas, en la cual la música culta pertenecía al barroco, que se regía por las corrientes italianas o alemanas. Esto porque, de allí en adelante, comenzaron a formarse músicos en los conservatorios y, de generación en generación, dieron algún aporte a la cultura musical de sus países.
México, país de grandes proporciones geográficas, donde floreció una de las civilizaciones indígenas más importante de América, ha tenido corrientes musicales, desde el principio de su sociedad que dio sus frutos, a finales del siglo IXX y principios del XX. “La producción de los compositores mexicanos del siglo XX es la más abundante de nuestra historia musical, y muestra un abanico muy amplio de prácticas musicales, propuestas estéticas y recursos composicionales” (Robles Cahero, 2000, párr. 2)
Por lo cual conviene separar la historia musical de este siglo, a modo de analizarla cronológicamente, en tres períodos: transición (1870 – 1910), eclecticismo (1910 – 1960), continuidad y ruptura (1960 – 2000).
Transición (1870 – 1910): Se llamó así, debido al cambio que se vio a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, influido por movimientos de otros países latinoamericanos. La principal tarea de los músicos, que tuvieron su auge en esta pequeña época, fue tomar ciertas ideas y estéticas europeas y llevarlas a la música nacionalista. Algunos por ejemplo, mezclaron danzas europeas con géneros americanos, renovaron el lenguaje, ahora más europeo, y concordaron los valores de las clases media y alta con los ideales románticos europeos; esencialmente llevaron a nivel de arte la música del pueblo.
Eclecticismo (1910 – 1960): Época en la cual, los compositores mexicanos buscaron diferentes estilos y tendencias, de diversa inspiración y gran influencia, para así, crear una variada faceta musical de ésta época. Los compositores buscaron nuevas corrientes europeas, americanas, o incluso crearon nuevas formas de nacionalismo, que estaban relacionadas con corrientes estéticas europeas, tal cual el nacionalismo impresionista, híbrido del nuevo impresionismo francés con el nacionalismo mexicano, practicado por Ponce y Moncayo. Al contrario, el nacionalismo indigenista, donde Chávez fue líder de un movimiento que recrea la música pre-hispánica. El nacionalismo realista y expresionista Chávez Revueltas o el nacionalismo romántico de Ponce, conforman estilos nacionalistas. Otros compositores fueron a corrientes opuestas al nacionalismo, como ejemplo, Carrillo, quien tuvo una inspiración puramente alemana, por lo cual recibió diversas críticas de Chávez. Este último, luego de incursionar y enaltecer el nacionalismo mexicano, se dedica a componer y difundir las últimas tendencias cosmopolitas. Algunos de los estilos que quedan por nombrar son el post/ neo romanticismo, el neo clasicismo, el expresionismo y el impresionismo.
Continuidad y ruptura (1960 – 2000): Se presenta como la ruptura total con el nacionalismo, una época donde los compositores buscan más las tendencias de vanguardia, o llegan a contribuir con la música internacional de vanguardia, desde México. También se quiere, la búsqueda de nuevas tendencias como el “renacimiento instrumental” o la “nueva complejidad”. Época donde muchos compositores, tenían problemas de recursos para difundir su música dentro del país, pero consiguieron la oportunidad y el apoyo de instituciones internacionales, lo que trajo el comienzo de diversas actividades que difundían música en diversos medios (festivales, organizaciones, estaciones de radio). Algo propio de los compositores mexicanos fue la adopción de modelos extranjeros.
En el proceso de asimilación de la “música nueva” de Europa y Estados Unidos, los compositores latinoamericanos más progresistas transitaron por cuatro etapas en la adopción de modelos externos: selección cualitativa, imitación, creación y transformación (apropiación), de acuerdo con los ambientes sociales y las necesidades o preferencias individuales. (Robles Cahero, 2000, párr.16)
A la final, se convirtieron en clásicos de la música mexicana, tales son los casos de Arturo Márquez, Marcela Rodríguez, Julio Estrada, Eugenio Toussaint, Eduardo Soto Millán, entre muchos más, que cautivaron amplios públicos con sus propuestas novedosas e ingeniosas.
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