Influencia de la Música Académica en Venezuela
- José Alejandro Lara
- 1 mar 2015
- 3 Min. de lectura

ÁFRICA Y EUROPA INFLUYERON EN VENEZUELA
Para empezar la posición geográfica de Venezuela ha servido de plataforma para el desarrollo de una música especialmente rica en contrastes y en combinaciones de elementos rítmicos, además melódicos y armónicos. Del mismo modo la extensa costa caribeña de Venezuela la hace receptora de la influencia cultural europea y africana. Por otra parte, los Andes venezolanos la convierten en la columna vertebral de todo el continente; mientras tanto las fronteras entre Colombia y Venezuela se disipan en los llanos, y la selva amazónica hermana a Venezuela con Brasil y las Guayanas vecinas. Es evidente que Venezuela presenta una gran variedad de matices musicales a través de su geografía en fin. A continuación la evolución de la música de Venezuela.

BREVE RESUMEN SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA MÚSICA EN VENEZUELA
Ahora bien los ancestros musicales indígenas, europeos y africanos están identificados en distintos géneros musicales, a veces ciertas piezas poseen características tan entrelazadas que es imposible identificar un origen específico. Un calipso guayanés tiene marcada influencia de las islas caribeñas de habla inglesa, y la cadencia andaluza del polo margariteño o coriano se identifica plenamente con su origen peninsular, pero ciertos movimientos del tamunangue larense presentan una intricada combinación de elementos africanos y europeos. Por ejemplo: el joropo, fiesta originaria de los llanos y de los valles del Tuy, ha prestado su nombre para identificar géneros musicales de identidad propia como el corrido, la chipola, el golpe, y el seis por derecho. Del mismo modo en las costas centrales venezolanas y sus ciudades circunvecinas, se encuentran los ritmos inspirados por una rica percusión con identidad propia pero de evidente origen africano, Esta claro que es el caso de la fulía, el merengue, la parranda y, curiosamente, el aguinaldo navideño. Incluso una interesante combinación se genera en el estado occidental del Zulia, donde la danza y la gaita combinan elementos europeos y africanos a base de un poderoso acompañamiento percusivo. Asimismo la región oriental es rica en ritmos como el galerón y el golpe y estribillo. En el plano más poético, Venezuela toda es prolífica en canciones, serenatas, valses y bambucos en los que el texto enriquece el pausado ritmo. A causa de ello la región andina ha sido especialmente privilegiada por esta atractiva combinación de texto y poesía. Está claro que, la música académica venezolana tuvo un desarrollo paralelo a la música popular desde la colonia hasta mediados del siglo XIX, entonces el vals europeo y el vals popular experimentaron una feliz unión a manos de compositores de música para piano como Ramón Delgado Palacios, Federico Vollmer, Manuel Guadalajara y Salvador N. Llamozas. El caso es que a partir del desarrollo del vals, la identificación del compositor venezolano con los ritmos y melodías de su pueblo se hace más intensa que en otros países latinoamericanos. Entonces la generación inicial de músicos como José Antonio Calcaño, Juan Vicente Lecuna, Juan Bautista Plaza, Moisés Moleiro y Vicente Emilio Sojo, que en el siglo XX enriqueció esta unión del elemento popular con el académico, dio paso a la Escuela de Santa Capilla (llamada así respecto al nombre de la esquina donde está situada la Escuela Superior de Música), conformada por alumnos de la cátedra de composición del maestro Sojo. Además Vicente Emilio Sojo, eminente prócer civil venezolano, no solamente organizó los estudios formales de composición, además de fundar el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, sino que enriqueció el repertorio nacional con cientos de arreglos de melodías venezolanas que estaban en peligro de caer en el olvido. De tal modo que estos compositores escribían y participaban activamente como miembros de la Orquesta Sinfónica y del Orfeón Lamas, orientados y estimulados por su fundador para ejecutar sus obras. Luego de esta experiencia de corte eminentemente nacionalista, surgen obras de arraigo venezolano con calidad internacional. Por ejemplo del nacionalismo musical venezolano del siglo XX, podemos destacar algunas obras de Vicente Emilio Sojo: Obertura Festiva, Bordoneo, Solo de Marimba Endecha y Quirpa para guitarra. De Juan Bautista Plaza: Fuga Criolla, El Picacho Abrupto, El Curruchá, Vigilia, Pico-Pico y Campanas de Pascua. De Evencio Castellanos: Suite Avileña, Santa Cruz de Pacairigua, de Antonio Estévez: Cantata Criolla, Mediodía en el Llano, Mata del Ánima Sola, Concierto para Orquesta y 17 piezas infantiles para piano, de Inocente Carreño: Margariteña, La Ciudad de los Techos Rojos, Suites para orquesta, Gota de breve rocío, Obertura Galleguiana y Poema a Carabobo; de Antonio Lauro: Natalia, Yacambú y valses diversos para guitarra, Giros Negroides, Concierto para Guitarra y Misterio de Navidad, de Gonzalo Castellanos: Suite Caraqueña, Imitación y Antelación Fugaz y además de Modesta Bor: Son Venezolano, Obertura Sinfónica, Genocidio, Manchas Sonoras, Acuarelas y Concierto para Piano y Orquesta.
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